segunda-feira, 28 de dezembro de 2009

El bBalonmano se enseña así, Alfonso García Camino.

El balonmano se enseña así
Alfonso García creó hace 25 años el primer club femenino de Pola de Siero, que ahora es una referencia


Antes de la llegada de Alfonso García el balonmano femenino era una entelequia en Pola de Siero. Casi 25 años después, este hombre que se considera a sí mismo más educador que entrenador ha montado una estructura que casi le desborda. Ha enseñado a jugar a miles de niñas y ha convertido al Siero Deportivo Balonmano en una referencia del trabajo de cantera. Le gustaría tomarse un respiro, pero sabe que la continuidad de su obra correría peligro si lo deja ahora.

El caso es que Alfonso García Camino (La Carrera, Siero, 10 de abril de 1949) dedicó más de la mitad de su vida a otro balón, el de fútbol. Jugó desde los 6 años hasta los 42, cuando colgó las botas en el equipo de veteranos del Centro Asturiano de Oviedo. Por el medio, una retahíla de equipos, algunos de ellos de Tercera División, aunque en sus últimas temporadas lo compaginaba con su trabajo de profesor de Educación Física.

Asentado profesionalmente en los colegios Arregui y Montoto de su pueblo, Ángel García apostó por un deporte femenino «que no fuera técnicamente complicado». Por ejemplo, el balonmano, que tenía otras ventajas en tiempos de penuria: «El material era barato y aprovechábamos las porterías de la cancha de fútbol sala». Tras ese primer impulso, que dio prácticamente en solitario, Alfonso García fundó el club que está a punto de cumplir sus bodas de plata.

Al mismo tiempo, García fue completando su formación, hasta sacar en Barcelona el título de entrenador nacional, o aprendiendo de maestros como Antonio García Oliva. Todo fue rodado por la buena respuesta de las niñas: «Desde el principio se apuntaron muchísimas, en parte porque en el colegio no había demasiada oferta de actividades».

García Camino tuvo claro su objetivo: «Que las niñas hiciesen deporte en un ambiente sano, que se divirtiesen e hicieran amigas». Los resultados, pese a que el club presenta un gran palmarés, quedan en un segundo plano: «Siempre quise ser más educador que entrenador. Lo importante es que haya un respeto, normas de conducta, dar una buena imagen».

Una filosofía que no ha sido incompatible con cifras como éstas en 25 años de historia: trece jugadoras del Siero Deportivo Balonmano han participado en concentraciones nacionales infantiles y cadetes; 42 juveniles, 32 cadetes y 17 infantiles jugaron en las selecciones asturianas, y dos entrenadores han dirigido a las selecciones infantil, cadete y juvenil.

Pero incluso las mejores entendieron el mensaje de Alfonso García: «Son unas jugadoras más del equipo. Se trata de que participen todas y de que haya compañerismo». En todo este tiempo no recuerda episodios conflictivos. «Al contrario», destaca García, «a veces nos llegaron niñas con problemas de comportamiento y el balonmano les ayudó a integrarse».

Por detalles como éste, Alfonso García da por bien empleados tantos desvelos: «Por el balonmano tuve que renunciar a muchas actividades, me costó dinero y me limitó el tiempo libre. Lo dejé casi todo en un segundo plano por el club. Pero no me pesa porque las satisfacciones fueron muy grandes». También fue importante la comprensión de su familia, a la que ganó para la causa: «Mi mujer es la delegada».

Todo es poco para sostener una estructura que devora 25.000 euros anuales. «Hay que amarrar mucho», explica García, que ejerce de presidente, entrenador y coordinador del club. Admite que las niñas tienen ahora más facilidades que hace 25 años, cuando el deporte femenino era una rareza: «Muchas veces no llegué a conocer a los padres de las jugadoras. Consideraban que sus hijas perdían el tiempo».

Quizá por su faceta de educador, por encima de todo, a veces ha pecado de blando en la forma de llevar los equipos, aunque también a eso le encuentra su parte positiva: «Me ayudó a que el grupo no se rompiese». Una buena razón para que las niñas y jóvenes de Pola de Siero se sigan acercando al club, como en los últimos 25 años.